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¿Qué metales elegir para el hogar y cómo darles mantenimiento?

Conoce cuáles son las principales opciones que existen en el mercado y aprende a darles mantenimiento

Hoy en día, el metal es un material muy apreciado en la decoración de interiores y exteriores. Les da a nuestros espacios toques de modernidad, elegancia y, por supuesto, brillo, una cualidad que realza y, al mismo tiempo, equilibra la estética del hogar.

Hasta hace unos años, la norma de la decoración dictaba optar por un único metal para cada espacio del hogar. Mezclar distintos metales en una sola habitación nos podía parecer bastante atrevido y, en algunos casos, incluso de mal gusto. No obstante, hoy en día la tendencia ha mutado; de hecho, combinar metales y sus acabados está completamente en boga.

Por eso, qué mejor que conocer cuáles son las principales opciones que existen en el mercado y, con ello, aprender a dar mantenimiento a cada una de ellas, poniéndole freno el avance del molesto óxido.

Tipos de metal

Elegir un metal para las rejas, muebles y acabados de tu casa podría parecer, únicamente, una decisión estética. Pero nunca olvides: el diseño interior tiene que combinar siempre lo visual con lo funcional. En este sentido, la resistencia, la practicidad e incluso el precio son variables que deberías tener en cuenta.

  • El acero inoxidable siempre será una de las mejores opciones. Además de ser inmune a la oxidación, es fácil de limpiar, resistente a los golpes y duradero.
  • El acero corten es una variedad que, por su composición, no se ve afectada por la corrosión. Es una aleación con níquel, cromo, cobre y fósforo que, tras un proceso de humectación y secado alternativos forma una delgadísima película de óxido de apariencia rojizo-púrpura; lo cual le da una estética particular, cada vez más deseada.
  • El aluminio tampoco suele oxidarse (a menos que el tiempo y el descuido le hayan pasado por encima). Asimismo, es económico, fácil de mantener y muy ligero. Esta última característica, no obstante, va de la mano con una fragilidad indeseada, por lo que hay que tratarlo con cuidado.
  • El hierro es un metal que solía ser muy empleado en muebles y piezas de mediados del siglo XX. Su resistencia y duración ha hecho que sobrevivan hasta hoy, heredados de generación en generación. Su único problema es que tiende a oxidarse si está expuesto a la humedad.
  • Otros metales bastante utilizados son el cobre y el latón (de tonos muy cálidos), el cromo y el níquel pulido (aunque necesitan mucho mantenimiento para brillar), y el estaño y sus derivados (peltre y hojalata), que además de caros pueden ser bastante susceptibles a los golpes accidentales.


Acabados

Así como combinaste distintos metales, puedes hacer lo mismo con sus acabados. Pero recuerda nuevamente: no se trata solamente de una decisión estética; ten en gran consideración el lado práctico de tus elecciones.

  • Mate: no presenta reflejos. Destaca más el color del metal que su brillo.
  • Pulido: aporta un toque brillante, liso y elegante a las superficies de los objetos de metal, resaltando todas sus bondades, diseños y detalles.
  • Cepillado: la superficie rugosa y poco brillante de este acabado disimula muy bien las huellas de los dedos y las manchas.


Uso por ambientes

Elegir uno u otro metal para tu hogar también depende del lugar en el que pienses utilizarlo. Para ello, considera aspectos de diseño de interiores pero también su resistencia a la humedad. En ese sentido, define cuáles usarás en relación a su ubicación dentro o fuera de la casa.

Ambientes interiores

Metales con mucha personalidad, pero no necesariamente muy resistentes a la humedad, pueden usarse sin problemas dentro del hogar: el cobre (con su tono casi rosado), el hierro (perfecto para lámparas, muebles y barandillas de estilo rústico y que combina perfecto con la madera) o el latón (que va muy bien con la mayoría de estilos decorativos).

Ambientes exteriores

  • El aluminio es ideal para estos ambientes. Además de ser ligero y fácil de mover, es muy resistente al clima (no se oxida) y tampoco se calienta a pesar del intenso calor. Sin embargo, es susceptible a los productos químicos abrasivos y a los impactos y rayados accidentales, así que ten cuidado.
  • El acero inoxidable es uno de los materiales más resistentes en el exterior. Solamente procura mantenerlo alejado del cloro. Si lo usas para limpiar el acero, provocarás que aparezcan sobre él pequeñas manchas.


Mantenimiento: larga vida al metal

La mejor forma de luchar contra el óxido es cuidar tus piezas de metal desde el primer día. Por ello, para comenzar, protégelas con imprimantes antioxidantes, aceites protectores, barniz o pinturas anticorrosivas, dependiendo de cuál sea su acabado.

En adelante, realiza limpiezas diarias para prevenir la acumulación de tierra o polvo, pues absorben la humedad del medio ambiente y generan óxido. Lo mismo con el agua y los líquidos: no dejes que permanezcan sobre el metal; seca inmediatamente después de cualquier derrame o noche de llovizna. Además, cubre tus muebles de metal con forros de plástico cuando no los uses.

Asimismo, recuerda que cada metal responde particularmente bien a un tipo específico de cuidado. El hierro y el aluminio deben ser fregados periódicamente con una mezcla de agua y jabón o detergente neutro. Al acero inoxidable puedes aplicarle un pulidor que repela el agua y la suciedad; no solo te ayudará a mantenerlo en perfectas condiciones, sino que proporcionará un brillo magnífico. Nunca olvides pasar un paño seco al final para decirle adiós a cualquier resto de humedad.


Combatir el óxido

Si hablamos de daños superficiales (sutiles puntos rojizos y algunas manchas pequeñas), puedes utilizar métodos caseros bastante sencillos, que ya hemos mencionado en el artículo "Rejas y Metales: 5 claves para prevenir el óxido":

  1. Frotar papel aluminio o el interior de una papa cruda contra la superficie afectada.
  2. Cubrir el óxido con una pasta de bicarbonato de sodio y agua durante 30 minutos y cepillar.
  3. En el caso de piezas pequeñas, sumergirlas en una mezcla de vinagre blanco y gaseosa negra (por 24 horas) o en una mezcla de jugo de limón y sal (por 2 horas), y frotar con una esponja de aluminio hasta que el metal vuelva a brillar.

Si hablamos de daños graves (manchas de óxido muy profundas o extendidas), usa una lija número 80 o una pulidora con disco áspero para eliminar las partículas de óxido y remover el acabado. Luego, con una franela, retira las virutas y el óxido removido. Finalmente, aplica base anticorrosiva y vuelve a darle el acabado que desees.

Ahora que ya entendiste todo lo que implica darle la bienvenida a los metales en tu hogar, disfruta eligiendo aquellos que mejor se adapten a tu estilo de vida. La variedad de metales y acabados es inmensa. Incluir criterios de uso y resistencia en el balance te ayudarán a angostar la gama de posibilidades y así dar con las opciones que más te convengan. Larga vida al metal.

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